(…continúa del capítulo anterior)
Me estoy columpiando, tú no. Pongo mis
pies en el suelo y freno de golpe. Te miro, tú observas un perro café claro que
sigue a una señora con una bolsa de pan.
-¿hablemos?- digo de una vez por todas.
-sí- me respondes cortante.
-ya,
mira, te quería pedir disculpas por el otro día, fue súper estúpido que me
enojara y que me fuera de tu casa, en verdad fue bien idiota- dije tragándome todo tipo de orgullo.
-yo
también te quería pedir disculpas, debí haberte escuchado, parece que amanecí estúpido
ese día, no sé-
-en
verdad, los dos fuimos tontos-
-sí,
no había por qué enojarse ni no hablarse-
-sipo,
somos más mensos oye-
-los
peores de la historia-
-mensos
mundiales-
-universales-
Me tomaste la mano y me acariciaste con
tu dedo pulgar. Te miré, me miraste. Sonreímos. Me diste un beso suave en los
labios, de esos que son para enamorarse a cada rato de ti. Cerré mis ojos y tu
mano se puso en mi mejilla. Me hiciste cariño, mientras un perro ladró a lo
lejos, un auto pasó a toda velocidad y una persona paseaba silbando más o menos
cerca de nosotros. Abrí mis ojos, tú los mantenías cerrados. Los volví a
cerrar. Intenté morder tu labio, te reíste. Me reí.
-mensa-
-tonto-
-te
quiero-
-yo
más a ti-
Miraste mi mano que acariciabas. Vi cómo
te preparabas para decirme algo.
-y
qué onda con Demetrio-
-ninguna
onda-
-¿no
han conversado?-
-no,
sólo acepté su solicitud de amistad-
-amm-
-deja
de preocuparte por eso-
-sí
sé, pero tú cachai como soy yo-
-inseguro-
-sipos-
-no
tienes que sentir inseguridad por eso, no me pasa nada con él-
-gracias,
sólo necesitaba escuchar eso-
-pero
deberías saberlo pos, no era necesario que te lo dijera, acaso no confías en
mí-
-sí,
obvio que sí, pero a veces no en mí-
-¿cómo
así?-
-a
veces creo que va a llegar alguien y te va a gustar más que yo, porque yo voy
parecerte fome y aburrido, más de lo que soy ahora-
-tonto,
no pienses esas cosas, si sigues siendo como eres ahora no hay forma de que me
aburra de ti-
-¿en
serio?-
-en
serio-
-dame
un beso-
Te di un beso muy lento. Sentía mis labios secos. Cerré mis ojos.
Ahora se escuchó un avión desde lejos, una radio de un auto que pasaba y unos
pájaros en el árbol al lado izquierdo de nosotros.
-estai
besando bien oye- me dijiste con cara de
aprobación.
-cuando
he besado mal-
-al
principio, no sabías dar besos-
-adondeeeeeeeeeeeee-
-wajajajaja-
-¡¡que
hablador!!-
-ahora
eres experta-
-cállate,
imbécil-
-ahora
eres el monstruo de los besos-
-la
monstrua en todo caso-
-¿cómo
se dice monstruo en femenino?-
-¿Sarita
Vásquez?-
-ooooh,
te desubicaste ahí-
-sí,
nunca más-
Nos empezamos a columpiar, me gusta ver
la punta de mis zapatillas al momento de balancearme. El sol no molestaba,
parecía tenernos piedad. Faltaba solamente una linda canción para enmarcar el
momento. Que lata no tener tus discos y una radio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario