domingo, 7 de octubre de 2012

Capítulo 45: Esas cosas nunca se saben

Me suena el estómago, el tuyo también. Estamos de lado acostados en la cama, mirándonos a los ojos. Nos reímos. Cada vez que ríes miras hacia abajo, vuelves a mirarme y me das un beso. No quiero levantarme y creo que tú tampoco.

-no quiero levantarme- me adivinas el pensamiento.
-quedémonos acá-
-¿habrá algo mejor que quedarse en la cama?-
-eso es como una canción de Pedropiedra o no?-
-sipo, me la sé en la guitarra-
-por qué no la tocai? hace tiempo no te veo con la guitarra-
-mira tú, yo toco la guitarra cuando quiero-
-ay, pero si te ves tan bonita guitarreando-
-tú creís que toco para verme bonita?-
-no dije eso-
-oye, yo no canto por cantar...-
-jajajaja, estúpida-
-qué quieres que te toque?-
-epa-
-yaaaaaa, que básico tu humor. Adios-

Te giraste y me diste la espalda. Estás chascona, así me gustas más. Enredo mis dedos en tu pelo y luego te beso la nuca. Prendes la radio, suena una torpe canción tropical. Nos reímos.

-mataste todas las pasiones, qué querís que te diga-
-pesaito, tú concéntrate en lo que haces-

Rodeo tu cintura con mis manos, mientras me dejo suspirar en tu oído, justo cuando encuentras en el dial una canción de Norah Jones. Te giras hacia mí. Nos besamos por más de 15 canciones y 8 tandas comerciales. Fueron puros temas bonitos y no hubo necesidad de cambiar de estación radial.

Me mordiste el labio, te mordí el tuyo. Te reíste.

-¿qué pasó?-
-nada, menso-
-y de qué te ríes?-
-de nada-
-yapo, dime-
-si no es nada oh-
-dime-
-oooh el cabro porfiao-
-qué pasó-
-estaba pensando que eres el niño que más amo en este mundo, y que si no te tuviera conmigo, yo me moriría de pena. Eso estaba pensando-

Acto seguido, te pusiste a llorar, te diste vuelta hacia la pared. Sonó una pésima balada romántica en español. Apagué la radio. Puse mi mano en tu hombro. Volví a encender la radio, cambié rápidamente hasta caer en un tema de Coldplay. No es que quiera musicalizar tu emoción, pero me pareció correcto dejarla ahí.

-estai bien?-
-no me hagai caso, son leseras mías-

Me quedé mudo por varios segundos, no sabía qué decir ni cómo reaccionar. Te abracé y entre tartamudeos por fin hablé.

-tú eres todo para mí, no sé si estás al tanto de eso, pero quiero decirte que no te pienso dejar nunca en la vida-
-no digas eso, esas cosas no se saben-
-si sé pero no tengo por qué pensar que sí-
-a veces es bueno ponerse en todas las situaciones-
-a veces, simplemente no hay que pensar y sólo hay que vivir-

Me puse arriba tuyo, me miraste, te secaste las lágrimas, se te caían los mocos. Te di muchos besos, partiendo por el cuello hasta tu nariz. Sonreíste. Me diste un beso tan suave como las sábanas recién lavadas.

-qué canción quieres que toque?-
-esa de Calamaro-
-la parte de adelante-
-esa-
-¿está afinada la guitarra?-
-puede no estarlo y a ti te va a sonar bonita igual-
-jajajaj, ridículo-

Te acomodaste en la cama, tomaste la guitarra, afinaste de oído y comenzaste a cantar. El mayor placer que tengo es verte marcar los acordes con tus pequeños dedos. No existe un momento en la vida que sea mejor.