jueves, 27 de diciembre de 2012

Capítulo 49: El Primer Ermitaño Casado


Siento el sonido de tu alarma, me despierto. Busco tu celular, te despiertas también. Ambos buscamos tu teléfono con ojos entrecerrados. El sol entra por la ventana.

-dónde estás, maldito hijo del demonio- dices con tu tierna voz de recién despertada.
-te dije que lo dejaras encima del velador-

Encuentras el celular bajo la almohada. Detienes la alarma.

-porfa, ponle apagar, porque si no va a sonar de nuevo-
-ay, si me tengo que levantar en 5 minutos- me dices acurrucándote en mi hombro-
-pero por último 10 minutos-
-cállate y aprovéchame-
-en qué sentido, si se puede saber-
-en el que quieras-
-¿ah sí?-
-sí- te das vuelta hacia la pared.

Te abrazo la cintura y te beso en la nuca suavemente. Haces un movimiento de cabeza que yo siempre he interpretado como un “me gusta eso que haces”. Creo no equivocarme. Luego, acaricio tu pelo. Tengo una extraña obsesión con él. Siempre que lo hago te empiezas a quejar de que está feo. O también si te toco la panza, me dices que estás gorda  y así, para todo tienes un comentario.

-está horrible mi pelo- dices y me das la razón.
-déjate de decir eso-
-me relaja cuando me tocas el pelo, me acuerdo cuando era chica, mi mamá me hacía cariños en la cabeza y yo me quedaba dormida-
-y ahora yo te hago cariños-
-jajaja, claro, oye tengo una pregunta-
-decime che-
-¿cómo eras tú cuando chico?-
-¿y eso por qué?-
-¿algún día me vas a contestar sin otra pregunta?-
-¿lo hago mucho?-
-de nuevo-
-jajajaj, pucha, lo hago sin querer-
-responde y abrázame fuerte-

Te abrazo bien fuerte con mis brazos y me pongo a pensar cómo era yo en mi infancia. Siempre que me preguntan algo directamente me entra la desesperación por tener una respuesta rápida y clara, pero me pasa todo lo contrario y me cuesta ordenar los pensamientos, me enredo y no sé qué responder. Eso me sucede ahora.

-mmmm, cómo era cuando chico-

Sonó nuevamente tu alarma. Te levantaste. Yo me quedé donde mismo.

-ya, me tengo que ir, te salvó la campana-
-nopo, no te vayas-
-entonces, cuéntame pos- dices subiéndote sobre mí.
-no me acuerdo mucho, sólo recuerdo que me escondía debajo de las mesas-
-¿siempre?-
-sí, cuando íbamos a casas de familiares me escondía toda la tarde debajo de la mesa, y mi mamá me daba panes con mermelada de mora-
-que ricooo-
-sí, o galletas de soda, pero no me gustaban mucho porque se me rompían y siempre se caía la mitad-
-jajajaja, que tierno-
-que tonto en verdad-
-entonces de chico que no te gustan las reuniones sociales-
-ahora que lo pienso, sí-
-tendrías que hacerte una regresión para ver qué te pasó, quizás no te acuerdas de algo, o quizás en otra vida fuiste un ermitaño-
-es cierto, igual me gustaría ser un ermitaño-
-pero los ermitaños viven solos-
-es que sería el primer ermitaño casado-
-y sin hijos-
-exacto, sin hijos-
-tener hijos sólo en las conversaciones-
-¡que canción más buena!-
-quiero escribir canciones-
-yo no, porque cada vez que lo he intentado terminan siendo súper emo-
-es que tú eres emo-
-sí, un poco sí-
-oye-
-qué-
-si yo hubiera sido tu polola cuando eras chico, te hubiera acompañado a comer pan con mermelada debajo de las mesas-
-eso me hubiera hecho muy feliz-
-te hubiera dado un besito en la mejilla eso sí-
-sipo, a los 5 años es un poco precoz darse besos con lengua como los que me das ahora-
-jajajajaj-
-sin ponerse roja-
-no me pongo roja, hace calor-
-eres más linda que un oso panda en extinción-
-y tú más lindo que un ornitorrinco-

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Capítulo 48: Estira el dedo chico.


Estamos tirados en el pasto de la plaza cercana a mi casa. Miramos las pocas estrellas que deja ver la noche en la capital. Se entrelazan los dedos de nuestras manos sobre el pasto.

-tengo hambre- destruyes el silencio que había durado unos largos minutos.
-¿hambre de besos?-
-no, de completos-
-que rico, yo igual quiero-
-copión-
-na’ de copión, si sabes que son mis favoritos-
-te has dado cuenta que siempre que pedimos algo pa’ tomar o comer pides lo mismo que yo-
-mmmm, no, na’ que ver-
-el otro día en la tocata, yo pedí una cerveza y tú también, después en el kiosko yo quería un maní y tú también, ahora yo quiero un completo y tú también-
-ay, pero si cerveza es lo único que tomo, cuando pediste el maní me antojé también, y los completos son mis favoritos, tu teoría es inválida-
-no, pero siempre esperas a que yo pida, y si por ejemplo yo no como nada, tú tampoco-
-mmmm, no sé ah-
-así es la cosa-
-bueno, si es así, es inconsciente en todo caso-
-ya parémonos mejor, tengo cualquier hambre-

Te paraste, te sacudiste el pasto de tu polera. Me miraste, me levanté rápidamente. Una niña pasa en un skate. Pienso que no sé patinar y que esa niña mucho menor que yo tiene más destreza de la que yo podría llegar a tener.

-te desafío- me dijiste mientras caminábamos al carro de completo más cercano.
-¿a andar en skate?, ni cagando-
-estay loco, la última vez me saqué la crestita por dármelas de Chico Jano-
-wajajajaj, ese programa, Ciudad Cuática era chistoso igual-
-¡me cargaban esas zapatillas que regalaban!-
-eran feitas-
-todas las cosas de deportistas son feitas-
-yapo, te desafío-
-a qué po-
-a comer uno de esos completos de 40 centímetros-
-uuuh, ¿estai segura?-
-más que segura-
-pero si cuando comemos pizza siempre me termino comiendo tus pedazos, cómo pretendes ganar-
-ya pero es distinto, no estamos hablando de pizzas-
-mensa, es comida, te vay a llenar antes de tiempo igual-
-no-
-si comiéramos uvas y nos repartiéramos un racimo, terminarías diciendo “ay, no puedo más, comételas tú”-dije con voz burlona-
-dos cosas: primero, no me hagas burla; segundo, yo no hablo así-
-“no me hagas burla, yo no hablo así”- repetí con la misma voz de desquiciado-
-ok, contigo no se puede hablar-
-¡ya te picaste!-
-yo no me pico-
-si, claro-
-ya mira, menos palabrita y más acción, te apuesto a que yo me como ese completo primero que tú, el que pierda tiene que cantarle al otro una canción de Arjona en el metro, cuando esté lleno de gente.
-oye bonita, vas a perder, ¿estai segura?-
-cállate y estira tu dedo chico, es un trato ¿sí o no?-

Lentamente, estiré mi dedo para cruzarlo con el tuyo. Ese gesto simbólico es un pacto de sangre, el que lo quiebra será enviado al mismísimo infierno a pagar las penas más horribles que uno pudiera imaginar. Cruzamos los dedos, me miraste a los ojos fijamente. Me impresionó tu confianza. Tenías una leve sonrisa en tu boca, creo que hasta me aterroricé un poco. De pronto, me bajó la desconfianza y me empecé a imaginar qué canción elegiría para cantarte, ya me veía perdiendo frente a ti. Creo que tu trabajo mental sobre mí estaba haciendo efecto.

-deja de hacer eso-
-qué cosa-
-de trabajarme la mente con tu seguridad fingida-
-no estoy fingiendo nada-
-pero sí eres mala para comer…-
-hola, queremos dos de esos completos de 40 centímetros- me interrumpiste para darle nuestro pedido a la señora que atiende.
-¿para servir o para llevar?- preguntó amablemente la señora que tiene cara de Teresa, no sé por qué.
-la señora tiene pinta de llamarse Teresa- me susurraste al oído.
-lo mismo estaba pensando- te susurré de vuelta.
-¡qué magico el amor!-
-wajajajaj, cállate idiota-
-¡somos el uno para el otro! Te amo, mi cielo azul- dijiste con un volumen de voz alto para que ojalá todos alrededor escucharan.
-ya, córtala-
-te pusiste rojo-
-siempre me pongo rojo-
-rojo te vas a poner cuando me termine el completo antes que tú-
-sí, claro-
-mira, ahí vienen los nuestros-

La señora con cara de Teresa nos hace entrega de unos completos ridículamente gigantes, de verlos ya me dan ganas de vomitar y explotar.

-me da 2 fanta por favor- le dices a la señora. Me miras.
-sin enguatarse con bebida-
-tú concéntrate en qué canción me vas a cantar-
-uy, la ganadora-
-cuando lleguen las bebidas, hacemos un salud y empieza la batalla-

Ambos miramos como la señora con cara de Teresa sacaba dos botellas de Fanta del refrigerador, las destapaba y se dirigía hacia nosotros, todo en cámara lenta. Las botellas estaban húmedas y caían un par de gotas de agua por afuera del envase de vidrio. La señora depositó en el mesón ambas botellas al mismo tiempo. El sonido retumbó en mis oídos. Tomaste tu bebida, yo tomé la mía. Nos preparamos para chocarlas. Sabíamos que ese momento era el pitido inicial para nuestro desafío. Tu Fanta venía en dirección a la mía. De pronto, se estrellaron emitiendo un estallido que parecía un disparo de carreras de caballos. Te miré y tu otra mano ya se aproximaba a tu completo. Todo esto en cámara lenta. Me apresuré a tomar el mío. Con la primera mordida, te atoraste y tosiste dejando escapar un pedazo de pan de tu boca. Nos largamos a reír. Pasa menos de un segundo y ya retomamos nuestra actitud competitiva. No hay tregua en este duelo. Nos podemos querer mucho pero esto es guerra declarada. Uno de los dos perecerá, irremediablemente.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Capítulo Especial Navidad

Miras mi dormitorio buscando algo nuevo, algo que haya cambiado. Crees que no me doy cuenta de tu mirada observadora, pero te tengo identificada. Yo sé lo que buscas. Te pregunto para presionarte a que tú sola me des la respuesta.

-¿qué pasó?-
-nada, ¿por qué?-
-¿por qué miras para todos lados?-
-¿adonde?-
-ay, pa' qué te hacís la lesa-
-no me hago la lesa, oh-
-y entonces por qué estai tan inquieta-
-no estoy inquieta, estoy normal-
-eso no existe-
-sí, lo normal existe-
-qué es lo normal según tú-
-lo normal es lo común, no sé, ay, da lo mismo-
-pero si estamos debatiendo con respeto sobre el concepto de lo normal en nuestras vidas-
-mira, lo único que diré es esto: Normal con alas-
-eso era una película chilena-
-aparte-
-me acuerdo que quería verla-
-yo también, pero creo que mejor no-
-¿saldrá Benjamin Vicuña?-
-ese sale en todas las películas chilenas-
-un día van a hacer la película sobre Benjamín Vicuña y sabes quién lo va a interpretar?-
-él mismo-
-no, algun niñito de esa serie BKN-
-jajajaj y será subtitulada-

Te hago cariño en una oreja, el dedo pulgar de tu pie se resbala por mi tobillo. Te saco una pelusa que tienes en la panty. Sigues mirando a nuestro alrededor como gato buscando una mosca.

-ya, dímelo-
-qué cosa-
-dónde escondiste esta vez mi regalo de navidad-
-no, si no te compré nada este año-
-mentira, dónde está-
-en serio-
-mentira, siempre me compras algo-
-bueno, este año no-
-mentira-
-es en serio, lesa-
-yapo- pusiste cara de amurrá mezclada con tristeza y decepción.
-me aburrí de que siempre encuentres tu regalo antes de que te lo entregue, así que para ahorrarme eso decidí que esta navidad no hay regalo-
-buu, que fome-
-pero si la navidad no es sólo regalos, es una fiesta religiosa-
-esta es la parte donde te pones a cantar un villancico de mierda y unos pajaritos te acompañan desde la ventana-
-sí y yo canto la estrofa y luego por arte de magia tú te unes en el coro como si hubiera estado todo ensayado, pero ojo, es todo improvisado-
-y al final te doy un beso y te digo "amor, tienes razón, lo material no importa" y sonreímos juntos a la cámara-
-y luego nuestras caras sonrientes se imprimen en una revista estilo Atalaya-
-jjajajajaj, hemoso-
-sí jajaja-
-quiero mi regalo, ahora-
-está debajo de la cama, mensa-
-ayyyy, ¡yo sabía!-
-uy!  si siempre sabe!-
-cállate- dijiste agachándote para encontrar tu regalo bajo mi cama-
-adivina lo que es-

Empiezas a analizar el envoltorio. Tocas, aprietas pero creo que aún no lo resuelves.

-mmmm, es un anillo de compromiso, cierto?!-
-jajaja, sí, miles de ellos-
-para qué quiero miles, quiero sólo uno-
-porque siempre se te pierden las cosas-
-ah, verdad-
-viste-
-ojalá no sea un anillo de compromiso, o te pego-
-idiota, cómo pensai que te voy a regalar un anillo-
-perdón, he visto muchas teleseries este último tiempo.

Tu cara de incertidumbre es la más bonita del universo. Abres con mucho cuidado el papel de regalo con diseños de gatos. Tus ojos se iluminan cuando logras ver el contenido. Se asoma tu sonrisa y siento un sutil orgullo. Pienso "pucha que te conozco, mosco". Da lo mismo el contexto, la fiesta o la celebración. Siempre es un deleite ver esa expresión tuya de felicidad.

martes, 18 de diciembre de 2012

Capítulo 47: Las reglas son las reglas


Es de día, caminamos por una calle sin rumbo definido. Llevas unas zapatillas nuevas y tu mano no se suelta de la mía. Hay un viento que reduce el calor de la tarde. Hace tiempo que no habían días con tanto sol.

-funcionó tu parche curita, ya no me molesta el zapato-
-te lo dije, vale la pena comprar en la micro-
-sí, pero igual fue chistoso que después de que compraras 10 en $100 se subiera otro vendedor ambulante que ofrecía 14 por el mismo precio-
-es que esos eran pencas, se te despegan altiro-
-él, el que más sabe de parches-
-pero obvio, te manejo toda el área parches, desde parche león, hasta parches de batería-
-que fome, es el chiste más fome que has tirado en años-
-tengo otros peores-
-¡¡¡me carga cuando dicen eso!!!-
-ella, la que le carga todo-
-en todo caso, me cargan caleta de cosas-
-a mí no, no me gustan nomás, pero no es que me carguen-
-es que tú eres fome-
-sí se-
-y rico-
-sí se-
-jajajaja imbécil-
-deberías cambiar esa palabra, ya me está aburriendo un poco-
-nunca-

Llegamos a un semáforo en rojo. En la otra vereda hay una pareja con un globo en forma de corazón.

-¿cuándo me vas a regalar uno así?-
-cuando termine contigo-
-jajajaja, ¡los odioo! Le reventaría su mierda de globo, sólo falta que caminen como las parejas flaites, el hombre abrazando a la mujer por atrás, aaaaaaaaarg ¡me carga!-
-es lo peor-
-es como que se estuviera punteando a la mina-
-wajajajaja, no podís-

El semáforo cambia a verde, la pareja del corazón se da un beso mientras todos avanzan hacia nosotros. Yo voy a cruzar pero me tiras la mano.

-¡oye! ¡Caaa-chiii-pún!- sigo tu improvisado juego y me ganas con tijera.
-¿y eso por qué?-
-si gano yo caminamos a la izquierda, si ganas tú a la derecha-
-jajajaj ya, trato hecho-

Caminamos hacia la izquierda. El día está muy bonito, está como para que las hojas de los árboles se echen a volar. En la vereda del frente un perro le huele el trasero a otro perro.

-me gustaría tener una casa con jardín como esa- pasamos por fuera de una casa con un antejardín amplio, con árboles llenos de flores coloridas.

-¿sí? A mí no mucho, me imagino que se pueden camuflar los ladrones-
-para eso voy a tener mi escopeta, apenas se mueva algo en los arbustos ¡BUM!-
-¿y si es uno de tus gatos que anda jugando en las plantas?-
-bueno, mala suerte, total tienen 7 vidas-
-oye, ¡caaa-chi-pun!- vuelves a ganar, lo peor es que con tijera de nuevo.

Caminamos hacia la izquierda nuevamente. Un gato se asoma en una reja, lo saludas. El gato te mira fijamente. Es negro con pintitas blancas.

-los gatos se arrancan de mí-
-es que tú eres feo-
-hace un rato era rico y ahora soy feo-
-lo rico no quita lo feo-
-quién lo dice-
-la noche-
-uy, que anda rápida-
-la más rápida del oeste-
-ya, apúrate en llegar a la esquina que te gano esta vez-
-lo dudo, compañero-
-si sigues ganando empezaremos a dar vueltas en círculos-
-las reglas son las reglas-

Me miras con tu cara de victoriosa, siempre ganas en todo, siempre tienes la razón en todo. Trato de pillarte todo el tiempo y nunca lo logro.

Una pareja discute afuera de una tienda de helados, ambos miramos, ambos nos quedamos en silencio. Nadie dice nada, caminamos en silencio un par de metros.

-sin picarse si gano de nuevo- me dices con tu cara de triunfadora.

Me río nomás, sé que me vas a ganar.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Capítulo 46: El Plan Lesbiana.



20 minutos de retraso. Las micros pasan, la gente se baja de ellas y tú no vienes en ninguna. En todo caso, no me preocupo, eres famosa por tu impuntualidad. Creo que es lo mejor, ya que yo también lo soy. Hoy llegué a la hora y pago las consecuencias.
Se baja un payaso de una micro y me acuerdo de tu odio a ellos, ni siquiera es miedo, como toda la gente que le teme, es odio y del más profundo.

-me gustaría matar un payaso ahogándolo con puros globos de esos que usan para hacer figuritas bobas- me dijiste una vez.

En la micro de atrás vienes tú, me ves desde adentro. Pones la misma cara de siempre, entre felicidad y culpa. Te bajas. Te despides de una niña que seguramente conociste recién. Tan sociable que saliste. Caminas hacia mí.

-¿habrá empezado ya?- me das la mano y empiezas a caminar.
-hola pos, llegai tarde y no me dai ni un beso que sea-
-pa’ qué querís un beso si te doy siempre-
-pero es un beso de saludo-
-ay, tanta formalidad, me paseo tu formalidad-
-¿ah si? Entonces pa’ que me das la mano si es una formalidad también-
-ah, ¿tú me das la mano por eso? Pensé que era porque me amabas-
-yo te la doy por eso, no sé tú-
-pero yooo…- dijiste simulando a Luis Miguel.
-ya, apurémonos mejor que vamos atrasados por culpa de no sé quién-
-uuuuuy-

Caminamos una cuadra en silencio, no es que esté enojado, a veces agotamos los temas nomás.

-¿soy muy pesada?-
-no, mensa-
-dime imbécil, me gusta esa palabra-
-bueno, imbécil-
-jajajjaa, suena bacán-
-¿te has dado cuenta que hablamos puras imbecilidades?-
-sí, por eso debe ser mi atracción por esa palabra-
-oye, me imagino que trajiste tu carnet, siempre te lo piden-
-chucha, creo, déjame ver-

Llegamos al lugar, es una especie de discoteque donde tocan bandas, hoy se presenta la Javiera Mena.

-acá está mi carnet-

Es bacán tu carnet de identidad porque es el único que he visto donde alguien sale bien en la foto. Bueno, debe ser porque eres bonita.

-Señorita, su carnet por favor- dice el guardia. Me miras y me río. Se lo pasas, el guardia observa tu foto y luego a ti, intentando compararte. Parece que quiere bromear.

-es ella, lo que pasa en que en persona es más fea- le aviso al guardia.
-cállate, imbécil- el guardia se ríe. Te entrega el carnet.
-¿cierto que se ve mejor en la foto?- le pregunto al hombre musculoso de la puerta.
-en ambas sale bonita, señorita- te dice.
-viste, ya entremos mejor-

Pasamos por un pasillo angosto, se escucha la música a lo lejos, hay luces de colores en el techo. Pagamos las entradas y llegamos a la pista de baile, hay bastante gente. Al fondo el escenario aún vacío. Los instrumentos ya están listos.

-era simpático el guardia-
-tonto, me estaba joteando-
-¿en serio? No caché-
-nunca cachai nada po oye-
-le voy a ir a sacar la cresta entonces-
-ya, yo te espero acá-
-pero acompáñame que sea, si es para demostrar mi hombría contigo-
-no, es que ya va a salir mi polola Javierita-
-ya, entonces vamos después-
-oye, y ¿con qué pretendes pegarle a ese mastodonte de la puerta?, porque te recuerdo que no tienes mucha fuerza en tus brazos, menos en tus puños-
-mmmm, me voy a comprar alguna botella de algo, no sé que venden acá aparte de cerveza, ¿venden garrafas?-
-wajajajajaj ¡imbécil!- me abrazas fuerte y me das un beso.
-ahí salió la Javierrica, mira-
-oye, eres el imbécil más lindo del universo-
-¿más que tu polola Mena?-
-mmm sí, contigo no me funciona el plan lesbiana-