miércoles, 27 de junio de 2012

Capítulo 40: Yo me enamoré altiro de ti

(me aburrí de los números romanos)
Tercera Temporada:

Salí de tu casa mirando el suelo. Caminé apurado. Escuché partir el auto de Demetrio y no miré. Escuché como no me llamaste para que no me fuera. No me importó. En verdad sí y mucho. Yo nunca me enojo y creo que esta vez lo estoy.

La gente conversaba como si nada, los autos transitaban como si nada. Yo caminaba rápido con ganas de encerrarme en mi pieza y poner algún disco de principio a fin y ponerlo de nuevo si es que era necesario. Llegué a mi casa, subí las escalas, cerré la puerte. No lo hice fuerte, pero me tenté a hacerlo.

Me tiré a la cama. Me puse a pensar en un montón de leseras que casi ni las puedo detallar. Pensé en cuando te conocí, las primeras veces que te vi, la forma en que se me apretaba el estómago cuando me mirabas a los ojos. Recordé también cuando fuimos a comer galletas y yo decía tonteras y tú te reías y me parecías la más linda y yo el más idiota. Y por cada chiste que te sacaba, miles de sonrisas tuyas me ponían la cabeza a volar. Yo me enamoré altiro de ti. No lo pensé dos veces ni tres. No tuve que esperar nada para eso. Guardo hasta ahora cada una de esas palabras que me decías, cada uno de esos chistes que tirabas, cada gesto que hacías al reírte o al decir palabras feas.

Me acordé de cuando te caiste en la escalera del Metro, cuando lloraste en el cine porque se te cayó un helado. Me acordé de la cara que pusiste cuanto te dije que me pasaban cosas con tu cuello, o cuando te dije que si te seguías tomando el pelo yo me iba a enamorar de ti. Me acordé cuando me tiraste un escupo en la espalda y te hiciste la tonta todo el camino. Eso en verdad fue feo.

Uno es tan tonto cuando te gusta alguien, pero a la vez es tan bonito que no puedo pensar sólo en lo inseguro que me siento después de verte con ese tipo.

No puedo dejar de recordar cosas y me agota. Te veo con tu polera blanca con líneas negras, con tu polera rosada con letras feas, con tu polera rota en el hombro derecho. He sumado tantos momentos contigo que podríamos hacer un DVD de Grandes éxitos.

Lo que más me carga es que ha pasado una hora y no me llamas. Salí de tu casa y no me detuviste. Por lo que veo, no tienes palabras para explicarme lo que pasó. Pero en el fondo, no puedo llorar ni sentirme deshecho porque así como las cosas se inician también se acaban. Eso pienso ahora.

¿eso pienso ahora?

El celular permanece en mi velador y no acusa tu llamado. Creo que dormiré lo que queda de tarde. Mi cabeza sigue pensando pero ya no quiero. Se me ocurren historias donde tú me dejas por Demetrio, o tú vienes y me asesinas, o viene Amalia y me besa. El pensamiento debería tener un botón de apagado. Siempre lo he pensado.





martes, 26 de junio de 2012

BRIGIDA & ABDON ESPECIAL INVERNAL: Un Abrazo Promedio

Afuera llueve. Llueve con ganas. Me da risa cuando me dices “te tengo ganas”.

Me acuerdo la segunda vez que te vi. También llovía y nos juntamos en la Quinta Normal para imaginar “en terreno” cómo sería “El Primer Circo de Puros Mimos”. Desde la vez que te vi, cuando me diste un bombón, hasta esa vez en la Quinta Normal habíamos hablado un montón por el chat y de esas conversaciones salió ese proyecto, que según tú sería un éxito rotundo. Yo te sugerí que quitáramos la palabra “puros” al título, pero dijiste que eso le daba el toque de barrio al asunto.

La idea era montar la carpa del circo en plena Quinta Normal y teníamos que ir allá para tomar medidas del terreno, para ver dónde era el mejor lugar sin árboles, etc, etc. Así que ahí estábamos, bajo la lluvia torrencial en medio del parque. No había nadie, pero estaba abierto. Llevabas una parka y unas botas moradas. Tenías la cabeza descubierta y te estabas mojando toda. Te presté mi gorro favorito que llevaba puesto. Algo mencionaste cuando lo viste pero no recuerdo bien qué era. Traté de ponerlo en tu cabeza con mucho cuidado, porque suelo ser torpe para esas cosas.

-oye, gracias pero sin tirarme el pelo ya?-
-pucha, perdón-
-jajajja, que eres tierno-
-por qué-
-porque lo eres, mírate la cara-
-yapo, para de humillarme, eso es lo peor que te puede decir una niña-
-yaaaaa, le pusiste color ahí zii-
-¡pero si es verdad!-
-la ternura está subvalorada-
-¿tú crees? Es que soy inseguro, no sé-
-la inseguridad también está subvalorada-
-pucha, no quiero ser wini de pu-
-aaaaaaaaay, ya, mira. Quédate parado aquí-
me agarraste las mejillas- y mírame a los ojos- me quedé en silencio y te hice caso- tú eres tierno y por lo mismo, más lindo de lo que te imaginas. No deberías avergonzarte por cómo eres. Eres un bacán y punto-

Te fuiste caminando parque adentro. La lluvia caía tan fuerte, yo estaba mojado entero. Parecía como si me hubiera lavado el pelo recién. Te seguí hasta que te detuviste.

-acá encuentro que es perfecto para el circo-
-sí? Por qué?
-porque mira, la luz entra tan bonita por esos árboles y acá se forma como un círculo, ideal para montar la carpa-
-oye y una pregunta, con todo respeto-
-sí, dime-
-por qué un circo de puros mimos-
-porque son calladitos, como tú-
-pero los calladitos somos lo peores-
-eso está por verse-
-ajá-
-nada de ajá y vamos sacando la huincha-


Me reí, pero tu no. Saqué la huincha que le pedí a mi mamá, la que usa para tomarle medidas a sus clientes. Te miré de nuevo y te reíste. Ahora sí que sí.

Esa día llovió hasta el anochecer. No andaba nadie en las calles. Los charcos en el suelo se querían apoderar de toda la superficie. Pese a todo, logramos la meta. Creo que cuando nos sentamos a descansar en una banca te dije una indirecta, pero tú nunca la entendiste. Igual mejor, porque soy pésimo para esas cosas, al final las cosas pasaron nomás. Me acuerdo que te hice cariño en el pelo y luego te paraste. Yo no sabía qué pensar en realidad. Pero me quedé tranquilo cuando al despedirnos me abrazaste más segundos de lo que dura un abrazo promedio. Es curioso ese concepto. ¿Te has puesto a pensar en cuántos segundos es lo que tiene que durar un abrazo para dejar de ser un abrazo normal?



miércoles, 6 de junio de 2012

Brígida & Abdón Capítulo Especial Bailable: Lo Que Te Decía Cuando Bailábamos

Me acuerdo cuando estabas terrible feliz bailando. Me miraste, te reíste sola y te acercaste a mi oído. Gritando, porque el alto volumen de la música lo hacía necesario, me dijiste:

-¡podrían poner el meneito!-
-pero como que no pega con I wanna be sedated-
-cómo que no! las dos me las bailo cagá de la risa-
-anda a pedírsela al DJ-
-no, tay loco-
-se te consume-
-cállate y baila nomas ooooooh esta es buena!-

Sonaba The Magnificent Seven. Había un tipo bien borracho que bailaba solo al medio de la pista. Te veías tan feliz y me gustaba porque no te quejabas por nada. Estaba lleno de gente súper loca, pero a ti te daba lo mismo, sólo disfrutabas y sonreías. De nuevo te acercaste y me gritaste en la oreja:

-oye! bailai bonito-
-¿qué?-
-que bailai bonito!

Te alejaste y me miraste a los ojos. Volviste a acercarte.

-bailai como dando unos saltitos lindos!-
-jajaja, no sé bailar, bailo pésimo!!-
-pésimo baila él!-

Apuntabas a un tipo de polera rayada que parecía bailar a lo "wachiturro".

 Era chistoso reírse de todo lo que pasaba. Un tipo tenía un vaso en la cabeza y no se le caía, a pesar de menearse al ritmo de "Girls and Boys" de Blur. Había una rubia muy motivada cerca de la barra. Te dije que era como "Coyote Ugly" y te reíste harto rato. Dijiste que no te daba la valentía para pararte sobre la barra y prenderle fuego. Te dije que te creía capaz.

-calmao, voy por fuego-

Fuiste al baño y te tuve que esperar bailando solo. Volviste, nos miramos y entendimos que era momento de marchar. Para salir del lugar tuvimos que recorrerlo bailando al ritmo de una canción super noventera. Pucha, soy el peor con los nombres.

Nos dolían tanto los pies. Nos fuimos cantando el meneito. Tú me enseñaste a bailarlo.

-oye pero es el "meneaito", no el "meneito".
-como sea, la wea se baila de la misma forma.
-ella la Maura Rivera, la cocotera.
-estai picado, Rodrigo Díaz?-

Vimos pasar al curaito que bailaba solo al medio de la Disco. Se tambaleaba de lado a lado.

Camino a tomar la micro te dije un chiste y no lo entendiste.

-eso era lo que te decía cuando bailábamos. No te acordai?-
-es que quizás no te escuché bien-
-estabai curá-
-sí, caleta-
-faltó tomarse algo más pa lograr el Coyote Ugly-
-faltó más nariz tuya en mi mejilla-

Tenía mi nariz helada y tus manos también lo estaban. No había nadie en la calle y yo estaba silbando una canción bien bonita que no recuerdo el nombre, apenas me acuerde te digo.

La luna tenía forma de sonrisa y parecía que caminábamos directo hacia ella.

Jueves, 07 de junio de 2012 (02:40:56)