sábado, 10 de agosto de 2013

Brígida & Abdón - Capítulo Especial: Escaleras mecánicas

Cruzamos las puertas del metro. Siempre tengo miedo de que la segunda no se abra y me da vergüenza si eso pasa. Aparte tú no ayudas mucho y sólo te ríes de mí.

Hoy la meta es obtener 51 fotos de letreros que digan "SALIDA". Yo opiné que no estaba seguro de que lográramos llegar a la meta, pero tú me dices que soy pesimista, y al final es verdad; siempre cumplimos el objetivo.

Nos acercamos a la escalera mecánica. Una señora rubia de sombrero negro camina delante de nosotros. Te tomo la mano, nos posamos sobre el peldaño de la escala.

-¿cuántas vueltas habrá dado este peldaño?- me preguntas sin mirar.
-¿más que el planeta?- te respondo mirando tu lunar en el cuello.
-quizá la misma cantidad, quizá todo está unido en esta vida-
-dame un beso mejor-

Me acerco a ti y nos besamos. Ambos cerramos los ojos. La escalera sube, nosotros también. Abro los ojos un poco antes de llegar al final.

-nopo! no abras los ojos!- me retas.
-pero y si me caía?-
-tienes que correr el riesgo, subamos de nuevo-

Bajamos por la escalera normal y volvemos a meternos a la mecánica. Ahora, un caballero con un jockey que dice "Iron Maiden" se adelanta a nosotros. Pisamos el escalón.

-ya, dame un  beso a las 1, 2,3-

Nos besamos entre risas. Cerramos los ojos y comenzamos a subir de manera automática. Intento no abrir los ojos pero lo hago casi al llegar al final. 

-yapo! vamos de nuevo-
-pero oye-
-oye nada, hasta que lo logremos-

Volvemos a bajar la escala común y corriente, y hacemos la fila de la mecánica, una vez más, como si fuera un juego del Fantasilandia.

Me tomas la mano, me miras y sonríes. Esta vez me besas tú. Yo ni me doy cuenta dónde pongo los pies y te respondo el beso. Es tan dulce y me siento tan nervioso como la primera vez. Es cierto, no lo recuerdo con exactitud, pero la sensación siempre aparece contigo. No sé como explicarlo.

Mis manos se van a tu cintura, y siento que vamos a cámara lenta. El beso se me hace eterno. No tengo miedo al final de la escala, que llega y menos de un segundo antes los dos abrimos los ojos. Llegamos a la meta.

No me sueltas la mano y caminas con cara de victoriosa. Subimos otra escala, pero esta vez una normal. Llegamos arriba, a la superficie del mundo real. El sol nos enceguece un poco. Caminamos por la plaza y me miras por instantes, yo te miro de vuelta pero no me pescas. Sonríes.

-te dio miedito el final de la escalera- me dices sin mirar.
-un poco-
-no te doy seguridad?-
-sí me la das, pero sabes que soy yo el inseguro-
-pero deberías confiar en ti-
-sí lo hago, pero...-
-pero nada, prepara la cámara-

Apuntas a un estacionamiento con un letrero rojo con letras blancas que dice "SALIDA" en mayúsculas.

-Tillo-

Domingo, 11 de agosto de 2013 (02:56:21)

jueves, 9 de mayo de 2013

Capítulo 55: Cara de Zorra



Despierto sin saber a que hora me dormí de nuevo. Tengo hambre. Miro el celular, nada con tu nombre. Me levanto, camino fuera de mi pieza. Me pica la panza. Bostezo. Veo a mi mamá sentada en el sillón viendo una película. Me siento a su lado.

-despertaste- me dice.
-no, si soy sonámbula, ¿no sabías?-
-¿vas a comer?-
-¿qué hay?-
-tallarines con salsa, para que te calientes-
-¿y tú no me vas a atender?-
-no sabía que te tenía que atender-
-yapo, mamita, estoy cansada-
-pero si dormiste toda la tarde, flojonaza-
-pero igual, me duele todo-
-ya, sírvete nomás que estoy viendo la película-
-al final ella vuelve a la casa de él y se quedan juntos de nuevo-

Mi mamá se levanta enojada del sillón. Empieza a servirme la comida. Creo que soy muy manipuladora a veces.

-voy a ver esa que está ahí encima pero no me la cuentes- me dice desde la cocina.
-¿cuál? Ah, Ruby Sparks, ya la vi-
-ya, quédate calladita nomás-
-si no te la voy a contar oh, pero vela, es buena-
-las hay visto todas, siempre lo mismo, me siento a ver una película, llegas tú y me cuentas el final-
-pucha, lo siento-

Me dejas el plato de comida en la mesa. Me siento a comer. Se ve tan rico y tengo un hambre feroz. Me traes el queso rallado.

-gracias mamita, eres la mejor-
-ya cómete todo-

Me devoro los tallarines como si no almorzara hace días.

-oye, ¿sabí quien me agregó a Facebook?- le dije con comida en la boca.
-quién-
-Demetrio-
-ah, te encontró al final, que bueno-
-cómo “te encontró al final”, qué es eso-
-es que me lo topé el otro día y me preguntó si tenías Facebook y yo le di el tuyo, pero le dije que no estaba seguro si estaba bien, porque como tú te cambias de nombre a cada rato-
-ah, ¡tú se lo diste!-
-¿qué tiene?-
-nada, me pareció gracioso-
-¿por qué? ¿Pasó algo con él?-
-ay mamá, ¿tanta cara de zorra tengo?-
-a ver, ese vocabulario-
-entonces, no digai leseras-
-ya come nomás que va a empezar la película-
-al final…-
-lalalalallalalala!- empezaste a decir tapándose los oídos-

Me levanté de la mesa, lavé mi plato en la cocina mientras le gritaba el final de Ruby Sparks a mi madre, que por desgracia no lo escuchó. Subí a mi pieza. Miré el celular, un mensaje tuyo. Lo abro. Dice “Uy, agregaste a Demetrio”.

Continuará…

domingo, 5 de mayo de 2013

Capítulo 54: Solicitud de Amistad


Despierto con el sol en mi cara. Cierro los ojos y veo manchas rojas que no se van al volver a abrirlos. Me duele la cabeza. No me acuerdo a qué hora me quedé dormida, pero estoy vestida aún, lo que indica que me tiré así nomás a la cama y morí. Veo el celular, ni mensajes ni llamados con tu nombre. Ningún indicio de arrepentimiento, aunque no sé si alguno tiene que hacerlo. ¿Lo de ayer es culpa de alguien? ¿Quién debe acercarse al otro ahora? Nunca tengo claras esas cosas, debe ser por mi orgullo. Igual creo que no era para tanto, creo que igual le pusiste color. Como siempre. Eres el más picado de la historia. A mí me gusta imaginar cosas, y obvio que lo haré con lo “nuestro”. Ya me conoces, no deberías taimarte. Ahora, si no me toleras así, estamos en problemas.

Me meto al Internet. Ya es costumbre entrar altiro a Facebook, creo que es hasta un poco enfermizo, más si lo dejaste como pagina inicial. Todos los días lo mismo, ver fotos, comentarios, me gustan, no me gustan, las biografías, las portadas, los pelambres, las maracas, etc, etc. La vida misma, pero de mentira. Todos aparentando cosas, amigos que no son tus amigos. Debería cerrar mi cuenta. Lo he hecho 6 veces ya. Creo que el bichito ya está en mí. No me lo podré sacar nunca en la vida. Pronto tendremos una aplicación Facebook en nuestras cabezas.

Veo tu perfil. Ninguna actualización. Tengo una solicitud de amistad. Mish. Seguro debe ser un tipo de Afganistán, o de Egipto, típico que te agrega gente con nombres raros que no sabes si existe o no. Es el Demetrio. El niño que estuvo viviendo en mi casa para el terremoto. Lo aceptaré. Mmm. Si lo hago de seguro voy a tener otra discusión contigo. Mmm. No tengo por qué no agregarlo. Nunca pasó nada con él. Ay, qué imbécil todo. Tanta importancia que le damos a esta lesera del Facebook. Que si me eliminan me enojo, que si no me aceptan me pico, que si me agregan me hago la importante, si me bloquean, ídem. Insisto, debería cerrar mi cuenta.

Hago click en aceptar. Inmediatamente veo su perfil y sus fotos. Hago ese clásico ejercicio de sacarle el rollo a la gente por ver unas cuantas actualizaciones y unas tantas fotos. Igual es súper fome el Facebook de Demetrio. Canciones típicas de grupos típicos, fotos con botellas de cerveza en la mano, le gustan Los Simpsons, le gusta Pamela Anderson, ¿no será muy de los ’90 ella? ¡Ah no! Es que no podís. Donde dice Citas favoritas, Demetrio puso: “en un lugar con música donde podamos conversar”. No hay cosa que me de más risa que la gente que pone eso en vez de una frase famosa.

Cierro el Facebook. Cierro los ojos. Muevo mi cuello suavemente, tengo un dolor jevi. Me duele un poco. Quisiera un masaje tuyo. Hace mucho calor. Me comería un helado. Si compráramos sería uno de agua para mí, uno de leche para ti. Que tonto es discutir.

lunes, 29 de abril de 2013

Capítulo 53: Plan Anti-aburrimiento




Me saco la pintura de las uñas, mientras tú lees un libro sobre el arte milenario de leer las manos.

-según este libro yo tendría que ser abogado o algo así-
-¿por qué?-
-porque tengo una línea acá en el dedo que dice eso-
-mmmm, ¿no será una mugre?-
-nopo, si sale un dibujo en el libro y es igual a la de mi dedo-
-pero qué onda, ¿dice algo así como “si tienes una raya en el ollúo vas a ser abogado”?-
-sí, precisamente-
-mish, de dónde sacaste ese libro oye-
-me lo compré en la feria el otro día-
-oh, cuándo fuiste sin mí-
-el sábado, fui con mi mamá-
-pa qué invitai-
-ay, se me fue-
-se te fue invitarme a mi panorama favorito: las ferias libres, buena onda-
-ya, picota-
-cuando vivamos juntos eso no va a pasar, iremos juntos a la feria y compraremos puros cachureos para nuestra casa-
-vamos a tener pura basura si vivimos juntos-
-dalo por hecho-

Hay pintura en mis uñas que no puedo sacar. Siempre me dejo la cagá. No aguanto mucho rato con las uñas tan de leidi.

-mira, y tú no me dices nada- digo señalándote el horror en mis uñas.
-me gustan así, tú sabes-
-menso, deberías fomentarme la femineidad-
-no sé yo, encuentro que tienen onda tus manos así-
-te gusta que no me ponga maquillaje, te gusta que ande chascona, te gusta mi rollo en la guata, eres el peor pololo-
-soy el mejor, en verdad, cualquier pololo te reclamaría por eso-
-sí, en verdad eres el mejor, me dejas ser como soy-
-sí, pero igual las axilas pelúas en mujeres son feas-
-ah, nopo, si vas a ser tolerante debes serlo completamente-
-pero nopo, son lindas las axilas de las mujeres-
-no sé na yo-
-así como axila de lady gaga, le comería las axilas enteras a ella-
-debe tener un pene bajo el ala-
-jjajajaa, idiota-
-te acordai una vez que me pasaste la lengua por la axila?-
-obvio, fue hermoso-
-que asco, ¿tenía sabor a desodorante?-
-nopo, acuérdate que venías saliendo de la ducha-
-deberías hacer la prueba del amor y chuparme una axila después de correr una maratón-
-rico, saladita-
-wacalaaaaaaaaa-

Dejas el libro a un lado, te acuestas y miras el techo. Me pongo sobre ti.

-estaba pensando un plan anti-aburrimiento-
-expláyate-
-cuando hablamos de ir a vivir juntos, no te vi muy convencido-
-pero si estábamos suponiendo nomás, no estábamos tomando una decisión-
-pero igual, es como un semi-plan a futuro-
-sí, pero no sabemos cuánto falta para eso, de hecho, creo que harto-
-ya, pero filo, el plan igual se puede adaptar para ahora-
-y de qué trata-
-es un manual para que no te aburras de mí-
-que eres mensa, por qué piensas que me voy a aburrir de ti, si eres la niña más divertida de la historia-
-bueno, quizás allá afuera hay otra niña más divertida que yo, y como te enamorarás, te aburrirás de mí-
-ay, pero eso es perseguirse por algo que nadie sabe si va a pasar-
-pero puede ser-
-ya, que fome el tema, de verdad-
-no, pero mira…-
-no, no quiero saber ni tu plan ni nada-
-no, pero si es…-
-dije que no, no me interesa- te volteaste hacia la pared.
-que taimado-
-no es eso, pero ya es mucho esto de planificar las cosas, antes dejábamos que las cosas pasaran nomás, vivir el presente-
-obvio que lo hacemos, sólo era una lista de esas que me gustan hacer-
-fome tu lista, mejor abrázame-
-no, que lata, me voy-

Me paré, tomé mi bolso, te miré por si te parabas a detenerme, nada. Abrí la puerta de tu pieza, salí y di un portazo (en verdad no fue tan portazo). Bajo las escalas. No me ve nadie, salgo de tu casa. Camino por la vereda, un gato me queda mirando al pasar. Reviso el celular en mi bolso por si me mandaste un mensaje. Nada. Lo vuelvo a guardar. Veo el papel con mi lista. Lo arrugo y lo boto. Sigo caminando. Me detengo, vuelvo hacia el papel. Lo recojo.

-es material útil el que contiene esta lista- pienso. Lo guardo en el bolso y sigo mi camino. Hay unas escasas nubes en el cielo. Una tiene forma de rinoceronte. Te hubiera gustado verla. Estúpidas listas, estúpidos planes.

jueves, 28 de febrero de 2013

Capítulo 52: Cine porno


Caminamos por unas galerías en el centro. Me abrazas de la cintura y tarareamos una canción de Axé Bahía. Aprovecho un reflejo en la vitrina para mirarme. Me arreglo el pelo. Te das cuenta y te ríes.

-qué te pasa-
-tan vanidosa mujer-
-no es de vanidosa, estoy toda chascona y no me dices nada-
-pero si me gustay así-
-la típica excusa-
-no es excusa, es verdad-

Seguimos caminando, no anda mucha gente. Debe ser porque es domingo. Hay un cine para adultos. Leemos los títulos y nos reímos.

-“Nalgas Suculentas 2” esa me tinca- te digo.
-pero no hemos visto la primera parte-
-es cierto, estaríamos medios colgados con la trama-
-a lo mejor en la 1 muere alguien, o pasa algo que en la segunda parte es muy importante-
-claro, a lo mejor en la segunda parte el negro que se lo mete a la rubia es realmente su hermano, por ende tiene toda una carga dramática que al no saber ese dato no tiene sentido-
-exacto, tendremos que verla en Internet-
-hablando en serio, me gustaría venir al Cine porno-
-¿en serio?-
-sipos, pero contigo po, nica vengo sola-
-ah, nopo, esa es la idea-
-qué sucederá dentro?-
-no sé, igual me da miedo un poco-
-sí, a mí también, pero me intriga-
-nos sentamos en la fila más cercana a la salida, por cualquier cosa-
-jajajaa, que erís mamita ¿habrán 3D?-
-existen pero no creo que en este cine-
-¿cómo serán?-
-no quiero ni pensar lo que sale de la pantalla-
-yo ya lo pensé-
-¿vengamos un día?-
-sí-
-ya-
-pero compremos cabritas y bebidas-
-jajajajaj ya y gritamos en las partes en las partes de acción-
-en las partes explícitas-
-y en las partes emotivas, lloramos-
-no creo que hayan-
-cierto-
-ojalá haya bukkake-
-¿sabes lo que significa?-
-sipo-
-amm-
-que me tenís poca fe-
-no, no era eso-

Seguimos caminando, debes estar preguntándote de donde conozco ese término. Tu mente debe estar ideando las teorías más extrañas de la vida.

-tú me lo explicaste, gil-
-ah no me acordaba jajaj-
-qué te estabai imaginando-
-nada en verdad-
-te desconcentraron las pechugas gigantes del poster parece-
-debe haber sido eso-
-por puro que yo no tengo-
-buuuuu-
-ahora va a decir “me gustan tus pechugas chicas, tal cual” para intentar justificar lo injustificable-
-no iba a decir nada-
-ah ya-
-igual me gustan-
-ya cállate-

Caminamos hacia un carro de helados. El mismo antojo a la misma hora.

martes, 26 de febrero de 2013

Capítulo 51: Tus manías de memoria.



Te abrazo y te muerdo el cuello. Tu cuello es muy bonito. Es largo y suave. Me acuerdo de la canción de Calle 13, esa de la jirafa o algo así. Metes tus dedos en mi pelo y me haces un masaje rico por encima. Te doy besitos por el cuello hasta la clavícula.

-estaba pensando en lo que hablamos el otro día- dijiste con una seriedad que no produjo mucha tranquilidad.
-¿qué cosa?- pregunté, haciéndome la lesa.
-eso de vivir juntos, del futuro-
-ya, y qué onda-
-pensaba que obvio que me gustaría vivir contigo-
-ya…-
-sería muy bonito compartir las mañanas contigo, tal como lo hacemos ahora pero siempre-
-sipos, sería como ahora, sólo que sin más gente que tú y yo-
-¿tú crees que resultaría?-
-sipo, o sea, me sé tus manías de memoria, tus mañas-
-y yo las tuyas-
-sé que no te gusta levantarte temprano los domingos, que te gusta ver películas repetidas, que un queso con orilla te desespera, que no te gusta cuando se cae una miga a tu taza de té, que te dan miedo los insectos, que no te gusta que te hagan cosquillas, que tus peos son hediondos, que te gusta escuchar música bien fuerte, o despacito cuando estamos quedándonos dormidos-
-tus peos son más hediondos-
-estai loco, no te has sentido los tuyos-
-igual te faltaron cosas-
-como qué, a ver-
-no sé, yo creo que igual uno nunca termina de conocer a las personas-
-esa es la gracia igual, quiero seguir conociéndote día tras día-
-eso es una canción de Supernova-
-puta que era buena-
-el video era como de carretera-
-sí, como el de los Red Hot-
-sí, pero pobre-
-oye, ¿te gustaría tener hijos?-
-sí-
-amm-
-¿a ti?
-no mucho-
-pero todas las mujeres quieren tener hijos alguna vez-
-bueno, yo no-
-y por qué-
-no sé, le tengo un poco de miedo a las guaguas-
-en todo caso, yo igual pero a los cabros chicos-
-hay unos insoportables-
-sí-
-y si fuera mi decisión no tener hijos, ¿sería una razón para terminar conmigo?-
-ah nopo, estai loca-
-no sé po, te pregunto-
-no, no creo-
-¿no o no creo?-
-no-
-ah ya-

Sonreímos y miramos el techo. Pones tu mano en mis costillas, te gusta esa zona me he dado cuenta. Hay silencio, creo que ambos reflexionamos sobre las leseras que estamos hablando, pensando en un posible futuro juntos. Es cuático pensar eso. Es cuático proyectarse, pero me pasa contigo, ahora y desde siempre.

miércoles, 2 de enero de 2013

Capítulo 50: Vocabulario Sucio


Estamos sentados en una banca, comemos galletas Frac, esas de envase rojo. Siempre las confundo cuando compro, nunca sé si son clásicas, o de chocolate, sólo cuando las pido digo “me da esas del envase rojo”.

-en qué prefieres vivir, un departamento o una casa- te pregunté poniendo mis piernas sobre tus muslos.
-en una casa-
-chocale-
-me imagino que en los departamentos se escuchan todas las intimidades de los vecinos-
-te imaginai, se deben escuchar hasta los peos-
-hasta cuando caen las caquitas en el agua-
-hasta cuando tienen un orgasm….- me tapaste la boca.
-cállate mensa, viste que hay unas señoras en la banca del lado- me dijiste susurrándome-
-que le day color, si era un orgasmo nomás- te dije bajándole un poco el volumen a la voz-
-que te apuesto que me puse rojo-
-sí, wajajaja-
-viste-
-menos mal que no dije lo que pensé-
-¿qué era?-
-no te lo diré porque hay señoras cerca-
-yapo dime, pero bajito-
-no, fuerte o nada-
-volumen normal-
-ya, que en los departamentos se debe escuchar hasta las nalgadas que les dan los hombres a sus esposas cuando se lo meten en cuatr…- me tapaste la boca rápidamente y no aguantamos la risa, pero me logré zafar y seguí con mis frases, sólo para incomodarte, me encanta hacer eso.

-o se debe escuchar cuando las esposas le dicen a sus hombres “dame tu lech…”- volviste a taparme la boca. Ya no dábamos más con las carcajadas, de esas que te empieza a doler la guata. Una señora nos mira, no sé si es por que nos reímos fuerte o por las tonteras que hablo.

-ya, córtala, estoy que lloro de la risa- me rogaste.
-wajajjajaja idiota-
-eres muy mensa tú-
-y tú tan lindo-
-de dónde sacai tantas leseras oye-
-te estaba impresionando con mi vocabulario sucio, igual tengo más-
-cuando lleguemos a mi casa, quiero que me las digas ¿ya?-
-¿y por qué no ahora?-
-me estás respondiendo con una pregunta-
-jajajajaja imbécil-
-tu palabra favorita-
-sí, acostúmbrate-
-me cuesta-
-igual eres mi imbécil favorito-

Te reíste, a veces sacas una sonrisa tan risueña. Yo creo que tienes un lado coqueto que no asimilas. Las niñas te miran harto en la calle y tú siempre dices que nadie lo hace. Nunca cachai las indirectas de las mujeres, las mías con suerte.

-me dio calor tanta risa-
-oye ¿te irías a vivir conmigo?-
-¿a tu casa?-
-nopo, a nuestra casa, o sea tener una casa los dos- me miras, observas tu alrededor, eso es síntoma de duda en ti. Quizás mi pregunta es muy directa, es muy apresurada. Me empiezo a arrepentir.
-¿así como adultos?-
-te lo digo como juego nomás porsiaca, no te pasí rollos- te aclaro, sacándome los pillos.
-no me paso rollos-

Sigues pensando, yo sé que le tienes temor a la adultez, a madurar, y vivir solos sería asumir que ya no somos cabros chicos. Igual admito que me encantaría vivir contigo y verte todas las mañanas.

-te imaginai nos fuéramos a vivir juntos y no fuera lo que pensamos y termináramos por culpa de eso- dices sin mirarme.
-pero no tiene por qué ser así-
-eso he escuchado que le pasa a muchas parejas-
-sí, pero no somos como las otras parejas-
-sí sé, aunque…-
-por lo menos, siempre te llenas la boca con eso de que somos únicos-
-¿estai enojada?- lo dices por mi apresurada forma de hablar, creo que me piqué.
-no, cómo voy a estar enojada-
-mensa, sólo estoy suponiendo-
-ya, hablemos otra cosa mejor-
-pero…-
-y no me digai mensa, no me gusta-
-bueno-

Guardamos silencio, el más incómodo que he visto pasar en semanas, quizás meses. Un niño se come un helado de chocolate en barquillo, ojalá se le cayera ahora mismo. Sería hermoso. Me carga la palabra “ojala”. Prefiero la palabra “espero”. Espero que ese helado se le venga abajo y se ponga a llorar.

Te miro, me miras. Me quieres dar un beso, me muevo sutilmente. Me besas la oreja. Escucho un niño llorar, ambos miramos. Se le cayó el helado al niño que miraba. Justo lo que estaba deseando. Me da risa y miedo. Quizás tengo el poder de desear cosas y que se cumplan.

-espero que vivamos por siempre juntos- eso pienso en mi cabeza.