miércoles, 25 de febrero de 2015

Capítulo 56: Juntémonos en los Columpios



(…Continúa del capítulo anterior)

Te llamo. Te demoras en contestar.

-hola po- dices con tono irónico.
-que ridículo tu mensaje-
-qué tiene-
-ridículo y pendejo de tu parte-
-ay, si era una broma-
-fome tu broma, aparte no lo agregué yo, él fue-
-pero lo aceptaste-
-¿está mal?-
-no, sólo que…-
-sólo que qué, a ver-
-es como raro después de lo que pasó-
-qué pasó-
-ya, filo-
-tu jurai que pasó algo todavía-
-no es eso-
-aparte, no tiene nada de malo que lo tenga en Facebook, y si te molesta, weá tuya-
-okey-
-eso, chao-
-chao-

Corté la llamada. Solté un rosario de garabatos. Encuentro tan estúpido todo. Lo peor es que tú debes estar pensando lo mismo y ninguno de los dos va a hacer algo para solucionarlo.

Doy unas vueltas por mi pieza, parezco lobo enjaulado. Pienso que en realidad sería loba enjaulada y me acuerdo del video de la Shakira. Una vez canté esa jugando al karaoke, con aullido y todo. Decido cambiar estrategia. Te llamo de nuevo. Contestas altiro.

-qué pasó-
-oye, juntémonos para conversar, antes que la pelea pase a mayores-
-yo no estoy peleando, tú eres la que…-
-no busquemos responsables ahora, juntémonos en los columpios, voy saliendo, chao-
-ya, chao-

Corto la llamada. Me pongo zapatillas. Salgo rápidamente de mi casa. Tan rápido que se me olvidan las llaves. Vuelvo, saco las llaves de encima del mueble. Salgo. Hace mucho calor. Un hombre que camina por la vereda de enfrente lleva puesto un chaleco café. No entiendo esas personas que visten na’ que ver al clima. Cuando hace frío, veo niñas con falda, cuando hace calor, veo gente con abrigos. Pienso en los góticos que se mueren de calor en verano. Pienso que ya están extintos los góticos, hace tiempo no veo uno. O será que ahora cuando hay sol se quitan el traje negro. Pienso que las tribus urbanas son chistosas igual. Si fuera de una, sería otaku, lejos. Creo que la pasan bien. Me disfrazaría de Sailor Moon, y esta vez sería Serena, porque cuando chica siempre con mis primas me tocaba ser la de Marte, que era la más bruta de todas.

Llego a la plaza, hay poca gente. Una pareja de pololos se besa en una banca. Paso por delante de ellos. Voy camino a los columpios. Veo que ya llegaste. Estás en tu columpio, el de la derecha mirando hacia la botillería del papá de la Francisca. Me ves venir. No sonríes, no haces nada. Miras tus manos. Yo no sonrío. Te miro nomás.

Cada paso hacia ti se me hace eterno. Como si el suelo se volviera arena movediza y me costara avanzar. Aprovecho de pensar las cosas que te quiero decir. Intento aclarar ideas, coordinar palabras, pero se me asoma un dolor de estómago al conectar mi mirada con la tuya. Siempre que pasan cosas así yo me imagino lo peor. En este momento, imagino que me dices “quiero terminar contigo”. Miras tus manos de nuevo. Me siento en el columpio, a tu lado. Un viento corre mi chasquilla y tu mirada se va a mis zapatillas que se balancean.

Continúa…

No hay comentarios:

Publicar un comentario